El 20 de septiembre de 2017, Puerto Rico fue azotado por uno de los peores huracanes de la época moderna, el Huracán María, con vientos que superaban las 150 MPH, lo que sumió a la isla en una oscuridad total. En Puerto Rico Año Cero, me he encargado de inmortalizar todo por lo que tuvimos que pasar. A diferencia de muchos, yo estaba encerrado en un hospital mientras María destruía todo. Me encontraba dentro de un edificio, pensando en cómo estaría mi familia en medio de este monstruo.
La noche del domingo 24 de septiembre de 2017 fue un momento de luz. Esa noche, mientras contemplaba el techo de mi casa en total oscuridad y silencio, llegó la idea. Mientras recordaba todo por lo que había pasado en esos últimos 5 días, noté que parecía una película y podría ser una buena historia que sería muy interesante recordar en muchos años. De esta forma, decidí poner manos a la obra. Esa noche saqué mi celular y comencé a organizar lo que sería Puerto Rico Año Cero. Establecí que no quería capítulos, sino fechas para hacerlo tipo diario. Lo escribiría en primera persona para poder expresar todo lo que sentía, y por último, las conversaciones conmigo mismo las representaría con mis ángeles, quienes llevarían el peso de ser mi yo interno. En medio del torbellino de ideas que tuve esa noche, me quedé dormido.
Luego de pasar varios días escribiendo en mi celular el orden de los sucesos por días y usando el 100% de mi cerebro para recordar, llegó el momento de la escritura. Pero no contaba con un pequeño inconveniente: no tenía energía eléctrica en mi casa. Aunque, como escribí en el libro, teníamos placas solares con un inversor, esa energía estaba destinada para la nevera y cosas esenciales, y no me sentía bien utilizando esa poca electricidad para mi computadora.
Para poder llevar a cabo el libro, Puerto Rico Año Cero, ideé un plan que consistía en cargar al máximo mi computadora cuando estuviera en el hospital. En mi espacio de comida, escribiría todo lo que recordaba y cuando llegara a mi casa, editaría y organizaría todo mejor. No voy a mentir, el proceso fue complicado porque el tiempo que tenía era limitado, aproximadamente 4 horas diarias, además de las misiones que teníamos que llevar a cabo durante esos días, como buscar agua para poder bañarnos, comida o gasolina para poder trabajar.
Fueron precisamente 100 días en este proceso. Fue difícil, pero entiendo que pasar por todas esas dificultades fue lo que me motivó a crear algo tan real y que plasmara ese sentimiento en cada una de sus líneas.
Cuando terminé de leer por primera vez lo que había creado, no podía creérmelo. Se sentía tan real, era como viajar en el tiempo y volver a los tiempos del Huracán María. Desde ese momento, quedé enamorado de este proyecto, pero faltaba algo muy importante para poder llevarlo a cabo. Dado que se trataba de un libro que cuenta historias reales, con nombres reales, cada persona debía estar consciente y aceptar que su nombre sería publicado.
Volví a leer todo, pero esta vez enfocándome en cada personaje. Intenté inmortalizar a cada una de las personas lo mejor que pude. Luego, con una lista, me acerqué a cada uno de mis compañeros, amigos y familiares para contarles sobre Puerto Rico Año Cero. Todos quedaron encantados y sin refutar, me autorizaron a usar sus nombres.
Sinceramente, se siente tan bien saber que tienes un pelotón de personas apoyándote. Sin preguntar, todos dijeron que sí, y ese fue el secreto. Gracias a todas esas personas, Puerto Rico Año Cero es lo que es hoy en día: un libro que inmortaliza lo que realmente somos nosotros los puertorriqueños, un pueblo que se une en el fin del mundo y busca la forma de seguir adelante.